Ud
4.- Las regiones biogeográficas de España.
Guión.
1.-
Factores de diversidad biogeográfica.
2.-
Características de las regiones biogeográficas.
3-
Formaciones vegetales de la España peninsular e insular.
4.- La
intervención humana y sus consecuencias geográficas.
1.-
Factores de diversidad biogeográfica en España.
La Biogeografía es una de
las ramas de la geografía que estudia la distribución de los
seres vivos (flora y fauna) sobre la Tierra, así como los
procesos que la han originado, que la modifican y que la
pueden hacer desaparecer. En su estado natural, es decir, sin que
haya mediado la actuación humana, la vegetación y la fauna
presentan una adaptación a las condiciones del medio.
Con frecuencia aludimos a la
cubierta vegetal en términos poco diferenciados, hablando
indistintamente de flora y vegetación. Sin embargo, debemos saber
que el término “flora” alude al conjunto de especies
vegetales existentes en un espacio geográfico, mientras
que el de vegetación hace referencia a la disposición de
las mismas sobre la superficie geográfica.
La península Ibérica se
caracteriza por una extraordinaria diversidad en sus aspectos
naturales dotados de vida, como son la flora y la fauna. La
riqueza de especies existentes, a las que hay que añadir la propia
del archipiélago canario, es consecuencia de su condición de
encrucijada y lugar de convergencia de las influencias
atlántica y mediterránea, sahariana y europea.
Los factores que
intervienen en la biogeografía de la peninsula Ibérica son los
siguientes:
Factores Físicos.
a.- El clima de la
peninsula Ibérica pertenece a los dominios atlántico y
mediterráneo, bien diferenciados por el distinto valor de sus
elementos (temperaturas, precipitaciones etc). El clima mediterráneo
es el más extendido y un importante factor de diversidad
biogeografíca, tanto por los contrastes estacionales como por
las gradaciones espaciales, que permiten la aparación de
biotopos diversos.
b.- La propia configuración
de la peninsula contrapone el interior y el litoral, con una
diferenciación climática de claras repercusiones en la vegetación
y en la fauna.
c.- El relieve propicia la
aparición de un amplísimo hábitat, pues independientemente
de la existencia de montañas, depresiones, llanuras, etc; el relieve
introduce efectos derivados de la altitud y la orientación,
que influyen en las temperaturas, en las precipitaciones, en la
insolación, y que vienen a contrarrestar los efectos de la latitud
con la altura. Un ejemplo de su variedad lo muestra Granada con su
cabeza en la tundra, Sierra Nevada, y sus pies.... en la costa
subtropical.
d.- El suelo. Los grandes
contrastes litológicos y la diversidad de suelos repercuten en la
distribución geográfica de las comunidades vegetales y animales, al
tener que adaptarse estas a las condiciones del sustrato o suelo (Por
ejemplo: roble y alcornoque solo en suelos siliceos se dan).
Factores humanos.
e.- La acción humana sobre
el medio se manifiesta en la degradación de la cubierta
vegetal existente o mediante la introducción de especies
vegetales (repoblación forestal) o animales (repoblaciones de
fauna). Cuando la vegetación de una zona es el resultado de la
intervención humana se denomina vegetacion secundaria.
En definitiva, la vegetación y la
fauna ofrecen una considerable diversidad y, si bien,
representan en mayor medida a los ecosistemas mediterráneos, también
se hallan presentes en nuestras tierras las comunidades de la Europa
atlántica y hasta la singularizada de Canarias.
2.-
Características de las regiones biogeograficas.
En nuestro planeta, la vegetación
se distribuye en grandes conjuntos florísticos, denominados
reinos florales, subdivididos en regiones. En esta
división biogeográfica del mundo, España pertenece al denominado
reino holártico boreal, que se extiende sobre los continentes
al norte del Trópico de Cáncer. Este reino comprende once
regiones, de las cuales están presentes en España las siguientes
cuatro regiones florales: la región boreoalpina (zonas
más elevadas de los Pirineos y dela Cordillera Cantábrica); región
eurosiberiana (norte peninsular y algunos sectores de los
sistemas Central e Ibérico); mediterránea (resto de la
península). Las islas Baleares forman parte de la mediterránea, y
las islas Canarias, de la región macaronésica.
a.-La vegetación de alta
montaña o montaña boreoalpina.
El paisaje de alta montaña domina
las sierras más elevadas de los Pirineos y de la Cordillera
Cantábrica, principalmente. El clima se caracteriza por las bajas
temperaturas (inviernos largos y veranos breves y frescos), así como
las abundantes precipitaciones. Con esos factores climáticos
citados, la vegetación de los paisajes de alta montaña se dispone
en diferentes pisos debido a que las temperaturas y las
lluvias de montaña varían según la altitud.
Debe tenerse en cuenta la
orientación o exposición tanto en relación con los vientos
dominates como al sol. Así, las laderas orientadas hacia los
vientos dominantes (barlovento), cargados de humedad,
recibirán la mayor parte de las precipitaciones; pasando el aire con
menos humedad a las vertientes opuestas debido al efecto foehn, a
(sotavento), que serán por tanto más secas.
Por su parte la exposición a
mayor horas de sol (solana) o menos horas de sol (umbría), genera
que sean más cálidas o frías, según sea vertiente norte (umbría)
o vertiente sur (solana). Por esta razón, la distribución de la
vegetación en pisos no comienza en la misma cota en sendas
vertientes, generando una asimetría en las disposición de
los pisos de vegetación. Alpujarra VS Marquesado.
En general, en las montañas
citadas de la región boreoalpina, se sucede el bosque hasta la zona
donde la temperatura media anual alcanza los 10ºC; los
matorrales a partir de la altura donde el frío impide el crecimiento
de los árboles; los prados y pastizales de hierbas y matas enanas
en las zonas cubiertas por la nieve muchos meses; y las plantas
rupícolas adaptadas a vivir sobre las rocas o en el interior de sus
grietas y fisuras (líquenes y musgos).
b.- La región
eurosiberiana:
Ocupa la fachada atlántica
española,(provincia atlántica), el macizo pirenaico y las zonas
húmedas de los sistemas Central e Ibérico. Se caracteriza por una
vegetación exuberante, como corresponde a un clima de
temperaturas suaves y humedad abundante y bien distribuida a lo
largo del año.
Estas condiciones, unidas a las
edáficas, permiten el desarrollo de un bosque caducifolio que
alcanza los 25 – 30 metros de altura y cuya frondosidad reduce
considerablemente el acceso de la luz solar hasta el suelo,
dificultando el desarrollo del estrato arbustivo y herbáceo.
Pese a los rasgos del conjunto
que ofrece la región, pueden distinguirse dos provincias: la
atlántica, que comprende el norte y noroeste peninsular y otra,
incluida en la zona mediterránea montañosa (provincia
submediterránea), la cual se extiende desde la anterior hacia
los Sistemas Central e Ibérico, ocupando también la vertiente
meridional del Pirineo.
c.-La región mediterránea.
Ocupa el resto de la Península y
el archipiélago balear. El principal rasgo de la vegetación es su
carácter perennifolio, que deriva de las exigencias de
adaptación al medio que impone el clima. El clima mediterráneo
presenta una sequía estival muy prolongada a las que se han
adaptado las plantas desarrollando mecanismos para reducir la
evapotranspiración y alcanzar la humedad del suelo. Por eso, la
vegetación mediterránea tiene hojas pequeñas y coriaceas, y una
raíz extensa y profunda que se hunde vigorosamente en el sustrato.
Además del bosque perennifolio, también se dan las formaciones
arbustivas de la maquia, la garriga y la estepa.
d.- Región macaronésica:
El archipiélago canario pertenece
a esta región. Sus principales rasgos son la variedad florística
y la elevada proporción de endemismos (formaciones
vegetales propias y exclusivas), así como reliquias
(especies vegetales propias
de otras eras geológicas pasadas con climas diferentes, que han
sobrevivivido en enclaves muy reducidos). Esta variedad
procede de la convergencia en el archipiélago de las variadas
influencias del mundo holártico y mediterráneo con las
africanas, mientras que la insularidad ha fortalecido los
caracteres autóctonos. Teniendo en cuenta la constitución volcánica
de las islas y la presencia de la montaña, la vegetación tiene una
clara tendencia a la estratificación por pisos altitudinales.
3.-
Formaciones vegetales en la España peninsular e insular.
La vegetación climax es
cuando ha llegado a su evolución máxima y solo influyen los
factores físicos. La etapa final de la evolución de las especies
vegetales es el bosque, el cual es una formación natural compuesta
por tres elementos: los árboles, el sotobosque o arbustos y los
herbáceos. En España la intervención del hombre ha causado que
el porcentaje de vegetación natural o climax sea muy escaso y
predomine la vegetación degradada.
Cuando el bosque se deteriora es
sustituido por una formación de matorrales. En un estado
superior de degradación aparecen la pradera y la estepa. La
vegetación secundaria se debe a la acción humana: las
colonizaciones forestales, las roturaciones agrícolas, los incendios
y el pastoreo han sido los principales causantes de la merma del
bosque caducifolio y mediterráneo, posibilitando que otras especies
como las coníferas o los eucaliptos (de mayor aprovechamiento
económico) sustituyan a las especies autóctonas. En España existen
cuatro grandes tipos de bosques, aparte de la la vegetación tan
singularizada de Canarias:
a.- La vegetación de alta
montaña o boreoalpina.
El paisaje de alta montaña domina
en las sierras más elevadas y de mayor latitud en España: Pirineos
y Cordillera Cantábrica.
a.- En los Pirineos podemos
distinguir hasta cuatro pisos de vegetación, que son:
El piso basal (hasta 1.200
metros) incluye sucesivamente encinas, robles o quejigos, y hayas.
El piso subalpino(entre los
1.200 – 2.400 metros) reúne coníferas naturales, como el
pino silvestre, el abeto, ..
El piso alpino (entre 2.400
y 3.000 metros) es el dominio del prado y el pastizal. También
abundan los sectores de roca desnuda y los canchales, donde crecen
pequeñas plantas rupícolas.
El piso nival (por encima
de los 3.000 metros) tiene espacios de topografía algo plana o de
pendiente reducida, donde la nieve se mantiene todo el año y no
existe vegetación; y espacios de fuerte inclinación, donde la nieve
desaparece cierto tiempo y crecen pequeñas plantas rupícolas.
b.- La montaña atlántica
boreoalpina está representada, sobre todo, por la vertiente
norte de la Cordillera Cantábrica. En ella se suceden un piso
forestal del bosque caducifolio; un piso supraforestal de landa; y
una cima (la zona más elevada),.., con prados.
b.- El bosque caducifolio o
de frondosas de la región eurosiberiana.
Propio del clima oceánico y
formado por árboles de hoja caduca. Dentro de esta región
distinguimos la provincia atlántica y la submediterránea. La
provincia atlántica representada por los hayedos y los robledales.
El haya es el árbol por excelencia de las montañas
fresco-húmedas. Se adapta a los suelos silíceos y calizos y se
extiende desde Galicia hasta el Pirineo.
A menor altura que el haya, por lo
general, a menos de 1.000 metros, se sitúa el roble, el cual
prefiere los suelos silíceos. La destrucción parcial de los bosques
de hayas y robles dio paso a la introducción del castaño y,
después, a su sustitución por el pino para la explotación
maderera.
La repoblación con especie de
crecimiento rápido y de aprovechamiento económico, como el pino
(madera y resina) y el eucalipto (celulosa y pasta de papel), han
sido muy criticadas porque las hojas de ambos árboles colaboran a
la acidificación y al empobrecimiento del suelo; además de
ser especies que arden con más facilidad en caso de incendio.
La degradación de los bosques
caducifolios atlánticos origina la aparición de un matorral muy
tupido denominado landa. Sus especies más abundantes son el
brezo, el tojo, la retama, que se han utilizado como cama de animales
y luego como abono. Finalmente la eliminación de bosques y landas ha
dado lugar a los prados, base de la cabaña ganadera del norte
de España.
La provincia submediterránea:
su orientación a solana y al resguardo de los vientos atlánticos
permite la aparición de especies adaptadas a la región
eurosiberiana y mediterránea: roble, pino y quejigo. El bosque
marcescente de rebollo y quejigo es propio del clima oceánico
de transición. Es menos denso y de árboles menos altos, que
mantienen sus hojas secas hasta el nacimiento del nuevo brote para
proteger las yemas del frío. Sus bellotas se utilizan para la
alimentación del ganado.
c.- El bosque esclerófilo
mediterráneo.
Formado por árboles de hoja
perenne, tiene como especie más representativa a la
encina. La encina forma parte de un bosque poco denso. Sus ramas
crean copas globulares y amplias, que proyectan sombra sobre el suelo
para mitigar la insolación y la evaporación. Posee un rico
sotobosque, con especies como el piorno o la retama, ya que
los árboles se sitúan algo apartados unos de otros y la luz solar
penetra con facilidad. Los bosques mejor conservados de encinas se
hallan en Sierra Morena y Extremadura.
La gran extensión del área
ocupada por la encina obedece a su carácter acomodaticio, que
le permite ocupar suelos y climas diversos, y alcanzar altitudes de
hasta 2.000 mts en Sierra Nevada, gracias a su capacidad para
resistir las frías temperaturas invernales. Pese a que la encina es
la especie más extendida, en ocasiones es desplazada por otras
especies.
Así sucede sobre suelos silíceos
y en zonas de temperaturas suaves, mayor precipitación y moderada
aridez estival, donde es sustituida por el alcornoque, cuya
singular corteza, el corcho, es objeto de explotación industrial.
Necesita el alcornoque más humedad que la encina (500 mm) e
inviernos suaves. Se concentra en el suroeste peninsular, en sectores
del sur de Andalucía (de Cádiz a Málaga) y en el noreste de
Cataluña.
La acción humana ha
supueto cambios en la vegetación natural del bosque esclerófilo
mediterráneo. En primer lugar, la reducción de su extensión
por la pérdida de muchos de sus usos tradicionales; el obstáculo
que representan los árboles para la mecanización agraria; amén, de
los incendios forestales. En segundo lugar, la modificación para uso
agropecuario mediante el sistema de la dehesa.
La dehesa consiste en
aclarar el bosque de encina y alcornoque para combinar su
conservación con la protección del suelo por los mismos árboles,
con el aprovechamiento agroforestal del fruto, la leña, la corteza
de los árboles (corcho); la práctica de la ganadería y del
cultivo; y otros usos, como la caza (actividad cinegética).
La repoblación con pinos
se han extendido por amplias zonas. Se valora su adaptación a
condiciones climáticas extremas (frío, calor, aridez y humedad) y a
suelos diversos; su rápido crecimiento, y su aprovechamiento
económico.
La degradación del bosque
ha extendido las formaciones arbustivas de matorral por
amplias zonas. El matorral mediterráneo peninsular no es una
formación climax sino resultado de esa degradación referida.
Presenta tres tipos característicos: la garriga, la maquia y la
estepa.
La forma de matorral más
extendida es la garriga;
se sitúa esta en el área de la encina, cuyas especies
más características son el romero, el tomillo y el espliego. La
garriga está formada por esos arbustos de poca altura, dejando
algunas zonas del suelo sin cubrir.
Por su parte, la maquia, se
localiza en el área del alcornoque, con especies tan significativas
como la jara, la retama y el tojo es otra de las formas de matorral
mediterráno. Es la maquia una formación arbustiva de más de dos
metros de altura, muy densa y casi impenetrable.
En las zonas más secas, caso del
sureste peninsular, se desarrolla la estepa, una formación
herbácea formada por esparto, carrasca y palmito. Está formada por
hierbas bajas, entremezcladas con arbustos espinosos, bajos y
discontinuos, que dejan al descubierto suelos pobres. La estepa es
propia de las áreas semiáridas del sureste peninsular y del valle
del Ebro, donde la sequía impide el crecimiento de los árboles y
de las zonas donde la garriga ha sido degradada por la acción
humana.
El matorral mediterráneo tiene
diversos usos: en perfumería (“Sensiet
Fragances”); en la medicina natural o en la industria
farmacéutica; así como, para la fabricación de escobas, esteras,
cuerdas y cestos de esparto.
d.- El bosque de ribera o
sotos.
Son bosques caducifolios
que crecen a ambos lados de los cursos fluviales sobre suelos que, a
partir de una cierta profundidad, suelen estar empapados de agua
proveniente de un río o arroyo vecino. Su vegetacion suele presentar
rasgos distintos a la de su entorno, especialmente en las zonas de
clima seco. La presencia constante de agua hace que solo puedan
vivir allí ciertas especies, que se disponen en franjas paralelas al
río: aliso, sauce, álamo blanco (chopo), fresno y por último, el
olmo o álamo negro, cuya necesidad de agua es menor.
Los bosques de ribera son los más
productivos entre los bosques del área mediterránea porque
raramente escasea en ellos el agua, principal factor limitante del
crecimiento de la vegetación en estas áreas. Si a este hecho le
añadimos la riqueza en nutrientes minerales que suele caracterizar
los suelos formados a partir de sedimentos traídos por las aguas
fluviales (aluviones), no es de extrañar que las alamedas,
(Choperas en Granada, Villanueva del Mesías), puedan superar
fácilmente los 20 metros de altura y aprovecharse económicamente.
La acción humana ha reducido la
extensión de los bosques de ribera, al alterar los márgenes y los
cauces fluviales para implantar cultivos, urbanizaciones o
canalizaciones. Este hecho ha supuesto una grave pérdida, sobre todo
en la España Seca, debido a su importancia paisajística, por el
contraste entre su vegetación y la del entorno; y, sobre todo, por
sus beneficios ecológicos: mitiga la erosión, el riesgo de
inundación y de evaporación, y suaviza la temperatura.
e.- El paisaje vegetal
canario.
Teniendo en cuenta la constitución
volcánica de las islas y la presencia de la montaña,
la vegetación tiene una clara tendencia a la estratificación por
pisos altitudinales, que a continuación se exponen:
El piso basal (desde el
nivel del mar hasta los 300 – 500 metros). Incluye plantas que
soportan la sal, la arena y una elevada aridez, caso de los
matorrales ralos como el cardón y la tabaiba.
El piso intermedio (entre
200 y 800 metros). Está condicionado por el aumento de la humedad y
el descenso térmico, que permite el desarrollo de palmeras y dragos.
El piso termocanario (entre
800 y 1.200 mts). La vegetación se adapta al mar de nubes o niebla
causado por el alisio que aporta gran humedad, mayor refrescamiento y
menor insolación. Incluye este piso dos formaciones originales del
bosque: la laurisilva, muy denso y con más de 20 especies y
el fayal – brezal, resultante de la degradación del
laurisilva por la acción humana.
El piso canario (entre
1.200 y 2.200 metros). Al quedar por encima del mar de nubes , la
vegetación debe adaptarse a la aridez y al frío (pino canario y a
mayor altitud el cedro canario).
El piso supracanario (por
encima de los 2.200 metros). Solo está presente en Tenerife y La
Palma. Está ocupado por matorrales y matillas de dispersas de gran
riqueza florística. A partir de aquí, la degradación en altitud
es muy rápida y surge un desierto rocoso.
4.- La
intervención humana y sus consecuencias geográficas.
La acción humana sobre el medio
natural tiene una doble dimensión: por una parte, ocasiona
problemas ambientales; por otra, desarrolla políticas
encaminadas a combatirlos y a proteger los espacios
naturales.
En España, al igual que en el
resto del mundo desarrollado, nunca como hasta ahora la actuación
humana ha tenido tanta incidencia ambiental. Quizá, por ello, se
está generalizando la preocupación por el deterioro ambiental. Se
aspira a una relación más armónica entre la sociedad y el entorno.
Todo estp no es sino la expresión
del final del mito de progreso indefinido, que se basó en el
consumo indiscriminado de los recursos naturales, y su sustitución
por la filosofía que aspira al uso de los bienes que la naturaleza
nos ofrece, asegurando su renovabilidad en beneficio de las
generaciones futuras: es lo que se conoce como desarrollo
sostenible.
El objetivo
de la política ambiental a diversas escalas (planetaria, europea,
española,..., local) consiste en alcanzar un desarrollo
sostenible, entendido como el uso racional de los recursos.
De acuerdo con ello, la principales medidas de las políticas
ambientales se consideran las siguientes.
a.- La
prevención de la degradación mediante, por ejemplo, el
estudio previo del impacto ambiental en todos los proyectos de
actuación humana, la concienciación de la ciudadanía, a través de
la educación y las campañas de sensibilización.
b.- La
corrección de los problemas existentes a través de la
promulgación de normas; las sanciones de quienes las infringen, de
acuerdo con el principio “quien contamina paga”, la recuperación
de las zonas degradadas; y el fomento de la investigación ambiental.
Por ejemplo, desde que en Andalucía se prohibió no quemar rastrojos
en la estación cálida, los incendios o los “conatos” de los
mismos han disminuido considerablemente.
c.- La
conservación de los espacios naturales mediante una red de
espacios protegidos.
A
continuación, y del modo más sintético que nos es posible,
repasaremos algunos de los principales problemas ambientales
existentes en nuestro país (siguiendo el
orden del libro pg 118 y siguientes):
La
alteración del relieve: el relieve resulta alterado por las
actividades extractivas de minas, canteras e infraestructuras
de transporte. A su vez el relieve costero sufre regresión y
artificialización. La regresión se debe a la reducción de las
playas, mientras que la artificialización de la costa es debido a
la presión urbanística y a la construcción de infraestructuras.
(pg 118 -119)
La
alteración de la atmósfera: se manifiesta en la contaminación
del aire, la reducción de la capa de ozono y el calentamiento
climático.
La
contaminación atmósférica se debe a la introducción en el
aire de sustancias nocivas. Los tipos principales de contaminación
son tres: la lluvia ácida, la campana de polvo y la niebla
fotoquímica. (Pg 120 – 121).
La
reducción del ozono estratosférico consiste en el
adelgazamiento de la capa de ozono a causa del uso de los CFC
(clorofluorocarbonos) (Pg 121)
El cambio
climático está consistiendo en un aumento global de la
temperatura de la Tierra. La causa reside en un aumento del efecto
invernadero producido por el vapor de agua y ciertos gases como el
dióxido de carbono (CO2). El Protocolo de Kyoto marcó los
objetivos de reducción de emisiones entre 2005 y 2020. La Cumbre del
Clima de París de 2015 marca el objetivo entre 2020 y finales del
siglo XXI.
La contaminación acústica
es la emisión de ruido de forma molesta para las personas o
para el medio. Sus causas principales: el tráfico, actividades
industriales, obras, algunos establecimientos. Por su parte, la
contaminación lumínica es la emisión de luz artificial
durante la noche, con una intensidad superior a la normal. (Pg
124)
La alteración, la
sobreexplotación y la contaminación de las aguas.
La alteración de la morfología
consiste en la alteración del cauce de algunos tramos fluviales y en
la alteración morfológica de algunos humedales. (Pg
125).
La sobreexplotación de las
aguas superficiales y subterráneas se debe al aumento de su
consumo para usos agrarios, urbanos e industriales. (Pg
125). En lo que se refiere a la contaminación de las aguas,
la causa es el vertido de desechos a la misma. (pg 126).
Daños, alteración y
destrucción de la vegetación.
Los daños en los bosques
se deben a causas naturales, como altas temperaturas, déficits
hídricos, o plagas de insectos (p.e procesionaria) y también a
causas humanas, como la contaminación atmósférica. La alteración
de los bosques está motivada por la sustitución de especies
autóctonas por otras de elevado rendimiento económico (pinos,
eucaliptos). Por último, la deforestación es la destrucción de la
cubierta vegetal. (Pg 127).
La artificialización, la
contaminación, la erosión y la desertificación del suelo.
La artificialización del
suelo consiste en su desaparición bajo edificaciones, equipamientos
e infraestructuras. La contaminación del suelo tiene como causas la
extracción minera, los vertidos industriales y urbanos, etc. La
erosión y la desertificación del suelo son dos problemas
relacionados: la erosión es el desgaste del suelo y se debe a
causas naturales y humanas. Por último, la desertificación es
la degradación de las tierras de las zonas áridas, semiáridas y
subhúmedas secas hasta adquirir rasgos propios de los desiertos. (Pg
128)
La producción de residuos.
En España la producción de residuos ha crecido debido al aumento
del consumo, sobre todo la de residuos sólidos urbanos (RSU) (1,3
kgs por hab/día en 2012). Su eliminación comporta consecuencias
negativas. Los vertederos incontrolados originan problemas
sanitarios y contaminan el suelo y el agua. Los vertederos
controlados alteran el paisaje, producen malos olores y gases de
efecto invernadero. Y las plantas incineradoras contaminan el aire y
generan líquidos y cenizas contaminantes. (Pg 129).
Los procesos y los problemas
anteriormente comentados repercuten de forma alarmante en la vida
sobre la Tierra, a cuyo empobrecimiento asistimos a diario. Es
absolutamente necesario conservar la biodiversidad, entendida
como la preservación de la vida en todas sus formas.
España, por su situación geográfica, dispone de una biodiversidad
que se traduce en un patrimonio biológico de singular riqueza.
Por ello se hace necesario tomar
medidas encaminadas a remediar la situación y mejorar nuestro medio
ambiente. España participa de las grandes estrategias mundiales
de conservación de la naturaleza, como en el Convenio de Ramsar
(1971) para la preservación de las zonas húmedas. Más
recientemente se ha adherido a la Cumbre de Río de Janeiro (1992)
sobre biodiversidad. (Pg 130)
En el año 2002 tuvo lugar en
Johanesburgo la Cumbre de la ONU sobre el Desarrollo Sostenible.
Se abordaron problemas clave del planeta: agua, energía, salud,
agricultura y biodiversidad. Se asume la responsabilidad colectiva de
promover y fortalecer el desarrollo económico, social y ambiental,
pilares todos ellos del desarrollo sostenible.
A escala continental, las
iniciativas y políticas ambientales dentro de la Unión Europea
son relativamente recientes. En los textos fundacionales de la
Comunidad Europea no existe referencia alguna al medio ambiente.
Habría que esperar a la firma del Acta Única (1986) para que
se recogiera el compromiso por conseguir un medio ambiente mejor.
Las medidas concretas frente a los
problemas ambientales se completan con la creación de espacios
naturales protegidos. La protección de la naturaleza en España
tiene su primer antecedente principal en la Ley de Parques
Nacionales de 1916, por la que se declararon los dos primeros
parques nacionales de España: Covadonga y Ordesa. Más tarde se
promulgó la Ley de Espacios
Naturales Protegidos. No obstante, el mayor impulso a
la declaración de espacios protegidos ha procedido de la Ley de
Conservación de los Espacios Naturales y de la Flora y la Fauna
Silvestre de 1989.
Las dos figuras de protección
más importantes(lugares concretos del medio natural que, por sus
valores estéticos y culturales, son merecedores de una protección
especial), son los parques nacionales y los parques naturales.
Un parque nacional es una categoria de área protegida, que tiene
como objetivo prioritario conservar la riqueza de su flora y su
fauna. En cambio, en las otras figuras el objetivo de conservación
puede compatibilizarse con actividades económicas.
La ley establece cinco
categorías de espacios protegidos, aunque permiten a las
comunidades autónomas pueden crear otros categorías complemtarias:
a.- Parques Nacionales y Parques
Naturales.
b.- Reservas Naturales.
c.- Áreas marinas protegidas.
d.- Monumentos naturales.
e.- Paisajes protegidos.
Frecuentemente presentan áreas
con una riqueza excepcional en su flora y fauna, con un ecosistema
que muchas veces es el último reducto de especies en vías de
extinción: Picos de Europa (Cordillera Cantábrica), Ordesa y Monte
Perdido (Pirineos), Cabañeros (Castilla la Mancha), Tablas de
Daimiel (Castilla La Mancha), Doñana (Andalucía), Sierra Nevada
(Cordilleras Béticas).
Por comunidades, Andalucía es la
que concentra la mayor superficie protegida de España, debido a la
variedad de ecosistemas, y al impulso dado a la conservación por el
Gobierno autonómico. Entre otros espacios, Andalucía cuenta con
dos Parques Nacionales ya referidos: Doñana y Sierra Nevada, (Parque
Natural, entre los 1000 y 2.000 metros de altitud y Parquen Nacional,
por encima de los 2000 metros).
Andalucía cuenta con 24 Espacios protegidos; si quieres visitarlos,
pincha en este enlace (Parques Naturales de Andalucía).