sábado, 26 de noviembre de 2016

Las regiones biogeográficas de España. Ud 4

Ud 4.- Las regiones biogeográficas de España.

Guión.

1.- Factores de diversidad biogeográfica.

2.- Características de las regiones biogeográficas.

3- Formaciones vegetales de la España peninsular e insular.

4.- La intervención humana y sus consecuencias geográficas.


1.- Factores de diversidad biogeográfica en España.

La Biogeografía es una de las ramas de la geografía que estudia la distribución de los seres vivos (flora y fauna) sobre la Tierra, así como los procesos que la han originado, que la modifican y que la pueden hacer desaparecer. En su estado natural, es decir, sin que haya mediado la actuación humana, la vegetación y la fauna presentan una adaptación a las condiciones del medio.

Con frecuencia aludimos a la cubierta vegetal en términos poco diferenciados, hablando indistintamente de flora y vegetación. Sin embargo, debemos saber que el término “flora” alude al conjunto de especies vegetales existentes en un espacio geográfico, mientras que el de vegetación hace referencia a la disposición de las mismas sobre la superficie geográfica.

La península Ibérica se caracteriza por una extraordinaria diversidad en sus aspectos naturales dotados de vida, como son la flora y la fauna. La riqueza de especies existentes, a las que hay que añadir la propia del archipiélago canario, es consecuencia de su condición de encrucijada y lugar de convergencia de las influencias atlántica y mediterránea, sahariana y europea.

Los factores que intervienen en la biogeografía de la peninsula Ibérica son los siguientes:

Factores Físicos.
a.- El clima de la peninsula Ibérica pertenece a los dominios atlántico y mediterráneo, bien diferenciados por el distinto valor de sus elementos (temperaturas, precipitaciones etc). El clima mediterráneo es el más extendido y un importante factor de diversidad biogeografíca, tanto por los contrastes estacionales como por las gradaciones espaciales, que permiten la aparación de biotopos diversos.

b.- La propia configuración de la peninsula contrapone el interior y el litoral, con una diferenciación climática de claras repercusiones en la vegetación y en la fauna.

c.- El relieve propicia la aparición de un amplísimo hábitat, pues independientemente de la existencia de montañas, depresiones, llanuras, etc; el relieve introduce efectos derivados de la altitud y la orientación, que influyen en las temperaturas, en las precipitaciones, en la insolación, y que vienen a contrarrestar los efectos de la latitud con la altura. Un ejemplo de su variedad lo muestra Granada con su cabeza en la tundra, Sierra Nevada, y sus pies.... en la costa subtropical.

d.- El suelo. Los grandes contrastes litológicos y la diversidad de suelos repercuten en la distribución geográfica de las comunidades vegetales y animales, al tener que adaptarse estas a las condiciones del sustrato o suelo (Por ejemplo: roble y alcornoque solo en suelos siliceos se dan).
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Factores humanos.

e.- La acción humana sobre el medio se manifiesta en la degradación de la cubierta vegetal existente o mediante la introducción de especies vegetales (repoblación forestal) o animales (repoblaciones de fauna). Cuando la vegetación de una zona es el resultado de la intervención humana se denomina vegetacion secundaria.

En definitiva, la vegetación y la fauna ofrecen una considerable diversidad y, si bien, representan en mayor medida a los ecosistemas mediterráneos, también se hallan presentes en nuestras tierras las comunidades de la Europa atlántica y hasta la singularizada de Canarias.

2.- Características de las regiones biogeograficas.

En nuestro planeta, la vegetación se distribuye en grandes conjuntos florísticos, denominados reinos florales, subdivididos en regiones. En esta división biogeográfica del mundo, España pertenece al denominado reino holártico boreal, que se extiende sobre los continentes al norte del Trópico de Cáncer. Este reino comprende once regiones, de las cuales están presentes en España las siguientes cuatro regiones florales: la región boreoalpina (zonas más elevadas de los Pirineos y dela Cordillera Cantábrica); región eurosiberiana (norte peninsular y algunos sectores de los sistemas Central e Ibérico); mediterránea (resto de la península). Las islas Baleares forman parte de la mediterránea, y las islas Canarias, de la región macaronésica.

a.-La vegetación de alta montaña o montaña boreoalpina.

El paisaje de alta montaña domina las sierras más elevadas de los Pirineos y de la Cordillera Cantábrica, principalmente. El clima se caracteriza por las bajas temperaturas (inviernos largos y veranos breves y frescos), así como las abundantes precipitaciones. Con esos factores climáticos citados, la vegetación de los paisajes de alta montaña se dispone en diferentes pisos debido a que las temperaturas y las lluvias de montaña varían según la altitud.

Debe tenerse en cuenta la orientación o exposición tanto en relación con los vientos dominates como al sol. Así, las laderas orientadas hacia los vientos dominantes (barlovento), cargados de humedad, recibirán la mayor parte de las precipitaciones; pasando el aire con menos humedad a las vertientes opuestas debido al efecto foehn, a (sotavento), que serán por tanto más secas.

Por su parte la exposición a mayor horas de sol (solana) o menos horas de sol (umbría), genera que sean más cálidas o frías, según sea vertiente norte (umbría) o vertiente sur (solana). Por esta razón, la distribución de la vegetación en pisos no comienza en la misma cota en sendas vertientes, generando una asimetría en las disposición de los pisos de vegetación. Alpujarra VS Marquesado.

En general, en las montañas citadas de la región boreoalpina, se sucede el bosque hasta la zona donde la temperatura media anual alcanza los 10ºC; los matorrales a partir de la altura donde el frío impide el crecimiento de los árboles; los prados y pastizales de hierbas y matas enanas en las zonas cubiertas por la nieve muchos meses; y las plantas rupícolas adaptadas a vivir sobre las rocas o en el interior de sus grietas y fisuras (líquenes y musgos).

b.- La región eurosiberiana:

Ocupa la fachada atlántica española,(provincia atlántica), el macizo pirenaico y las zonas húmedas de los sistemas Central e Ibérico. Se caracteriza por una vegetación exuberante, como corresponde a un clima de temperaturas suaves y humedad abundante y bien distribuida a lo largo del año.
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Estas condiciones, unidas a las edáficas, permiten el desarrollo de un bosque caducifolio que alcanza los 25 – 30 metros de altura y cuya frondosidad reduce considerablemente el acceso de la luz solar hasta el suelo, dificultando el desarrollo del estrato arbustivo y herbáceo.

Pese a los rasgos del conjunto que ofrece la región, pueden distinguirse dos provincias: la atlántica, que comprende el norte y noroeste peninsular y otra, incluida en la zona mediterránea montañosa (provincia submediterránea), la cual se extiende desde la anterior hacia los Sistemas Central e Ibérico, ocupando también la vertiente meridional del Pirineo.

c.-La región mediterránea.

Ocupa el resto de la Península y el archipiélago balear. El principal rasgo de la vegetación es su carácter perennifolio, que deriva de las exigencias de adaptación al medio que impone el clima. El clima mediterráneo presenta una sequía estival muy prolongada a las que se han adaptado las plantas desarrollando mecanismos para reducir la evapotranspiración y alcanzar la humedad del suelo. Por eso, la vegetación mediterránea tiene hojas pequeñas y coriaceas, y una raíz extensa y profunda que se hunde vigorosamente en el sustrato. Además del bosque perennifolio, también se dan las formaciones arbustivas de la maquia, la garriga y la estepa.

d.- Región macaronésica:

El archipiélago canario pertenece a esta región. Sus principales rasgos son la variedad florística y la elevada proporción de endemismos (formaciones vegetales propias y exclusivas), así como reliquias (especies vegetales propias de otras eras geológicas pasadas con climas diferentes, que han sobrevivivido en enclaves muy reducidos). Esta variedad procede de la convergencia en el archipiélago de las variadas influencias del mundo holártico y mediterráneo con las africanas, mientras que la insularidad ha fortalecido los caracteres autóctonos. Teniendo en cuenta la constitución volcánica de las islas y la presencia de la montaña, la vegetación tiene una clara tendencia a la estratificación por pisos altitudinales.

3.- Formaciones vegetales en la España peninsular e insular.

La vegetación climax es cuando ha llegado a su evolución máxima y solo influyen los factores físicos. La etapa final de la evolución de las especies vegetales es el bosque, el cual es una formación natural compuesta por tres elementos: los árboles, el sotobosque o arbustos y los herbáceos. En España la intervención del hombre ha causado que el porcentaje de vegetación natural o climax sea muy escaso y predomine la vegetación degradada.

Cuando el bosque se deteriora es sustituido por una formación de matorrales. En un estado superior de degradación aparecen la pradera y la estepa. La vegetación secundaria se debe a la acción humana: las colonizaciones forestales, las roturaciones agrícolas, los incendios y el pastoreo han sido los principales causantes de la merma del bosque caducifolio y mediterráneo, posibilitando que otras especies como las coníferas o los eucaliptos (de mayor aprovechamiento económico) sustituyan a las especies autóctonas. En España existen cuatro grandes tipos de bosques, aparte de la la vegetación tan singularizada de Canarias:






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a.- La vegetación de alta montaña o boreoalpina.

El paisaje de alta montaña domina en las sierras más elevadas y de mayor latitud en España: Pirineos y Cordillera Cantábrica.

a.- En los Pirineos podemos distinguir hasta cuatro pisos de vegetación, que son:

El piso basal (hasta 1.200 metros) incluye sucesivamente encinas, robles o quejigos, y hayas.

El piso subalpino(entre los 1.200 – 2.400 metros) reúne coníferas naturales, como el pino silvestre, el abeto, ..

El piso alpino (entre 2.400 y 3.000 metros) es el dominio del prado y el pastizal. También abundan los sectores de roca desnuda y los canchales, donde crecen pequeñas plantas rupícolas.

El piso nival (por encima de los 3.000 metros) tiene espacios de topografía algo plana o de pendiente reducida, donde la nieve se mantiene todo el año y no existe vegetación; y espacios de fuerte inclinación, donde la nieve desaparece cierto tiempo y crecen pequeñas plantas rupícolas.

b.- La montaña atlántica boreoalpina está representada, sobre todo, por la vertiente norte de la Cordillera Cantábrica. En ella se suceden un piso forestal del bosque caducifolio; un piso supraforestal de landa; y una cima (la zona más elevada),.., con prados.


b.- El bosque caducifolio o de frondosas de la región eurosiberiana.

Propio del clima oceánico y formado por árboles de hoja caduca. Dentro de esta región distinguimos la provincia atlántica y la submediterránea. La provincia atlántica representada por los hayedos y los robledales. El haya es el árbol por excelencia de las montañas fresco-húmedas. Se adapta a los suelos silíceos y calizos y se extiende desde Galicia hasta el Pirineo.

A menor altura que el haya, por lo general, a menos de 1.000 metros, se sitúa el roble, el cual prefiere los suelos silíceos. La destrucción parcial de los bosques de hayas y robles dio paso a la introducción del castaño y, después, a su sustitución por el pino para la explotación maderera.

La repoblación con especie de crecimiento rápido y de aprovechamiento económico, como el pino (madera y resina) y el eucalipto (celulosa y pasta de papel), han sido muy criticadas porque las hojas de ambos árboles colaboran a la acidificación y al empobrecimiento del suelo; además de ser especies que arden con más facilidad en caso de incendio.

La degradación de los bosques caducifolios atlánticos origina la aparición de un matorral muy tupido denominado landa. Sus especies más abundantes son el brezo, el tojo, la retama, que se han utilizado como cama de animales y luego como abono. Finalmente la eliminación de bosques y landas ha dado lugar a los prados, base de la cabaña ganadera del norte de España.

La provincia submediterránea: su orientación a solana y al resguardo de los vientos atlánticos permite la aparición de especies adaptadas a la región eurosiberiana y mediterránea: roble, pino y quejigo. El bosque marcescente de rebollo y quejigo es propio del clima oceánico de transición. Es menos denso y de árboles menos altos, que mantienen sus hojas secas hasta el nacimiento del nuevo brote para proteger las yemas del frío. Sus bellotas se utilizan para la alimentación del ganado.
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c.- El bosque esclerófilo mediterráneo.

Formado por árboles de hoja perenne, tiene como especie más representativa a la encina. La encina forma parte de un bosque poco denso. Sus ramas crean copas globulares y amplias, que proyectan sombra sobre el suelo para mitigar la insolación y la evaporación. Posee un rico sotobosque, con especies como el piorno o la retama, ya que los árboles se sitúan algo apartados unos de otros y la luz solar penetra con facilidad. Los bosques mejor conservados de encinas se hallan en Sierra Morena y Extremadura.

La gran extensión del área ocupada por la encina obedece a su carácter acomodaticio, que le permite ocupar suelos y climas diversos, y alcanzar altitudes de hasta 2.000 mts en Sierra Nevada, gracias a su capacidad para resistir las frías temperaturas invernales. Pese a que la encina es la especie más extendida, en ocasiones es desplazada por otras especies.

Así sucede sobre suelos silíceos y en zonas de temperaturas suaves, mayor precipitación y moderada aridez estival, donde es sustituida por el alcornoque, cuya singular corteza, el corcho, es objeto de explotación industrial. Necesita el alcornoque más humedad que la encina (500 mm) e inviernos suaves. Se concentra en el suroeste peninsular, en sectores del sur de Andalucía (de Cádiz a Málaga) y en el noreste de Cataluña.

La acción humana ha supueto cambios en la vegetación natural del bosque esclerófilo mediterráneo. En primer lugar, la reducción de su extensión por la pérdida de muchos de sus usos tradicionales; el obstáculo que representan los árboles para la mecanización agraria; amén, de los incendios forestales. En segundo lugar, la modificación para uso agropecuario mediante el sistema de la dehesa.

La dehesa consiste en aclarar el bosque de encina y alcornoque para combinar su conservación con la protección del suelo por los mismos árboles, con el aprovechamiento agroforestal del fruto, la leña, la corteza de los árboles (corcho); la práctica de la ganadería y del cultivo; y otros usos, como la caza (actividad cinegética).

La repoblación con pinos se han extendido por amplias zonas. Se valora su adaptación a condiciones climáticas extremas (frío, calor, aridez y humedad) y a suelos diversos; su rápido crecimiento, y su aprovechamiento económico.

La degradación del bosque ha extendido las formaciones arbustivas de matorral por amplias zonas. El matorral mediterráneo peninsular no es una formación climax sino resultado de esa degradación referida. Presenta tres tipos característicos: la garriga, la maquia y la estepa.

La forma de matorral más extendida es la garriga; se sitúa esta en el área de la encina, cuyas especies más características son el romero, el tomillo y el espliego. La garriga está formada por esos arbustos de poca altura, dejando algunas zonas del suelo sin cubrir.

Por su parte, la maquia, se localiza en el área del alcornoque, con especies tan significativas como la jara, la retama y el tojo es otra de las formas de matorral mediterráno. Es la maquia una formación arbustiva de más de dos metros de altura, muy densa y casi impenetrable.

En las zonas más secas, caso del sureste peninsular, se desarrolla la estepa, una formación herbácea formada por esparto, carrasca y palmito. Está formada por hierbas bajas, entremezcladas con arbustos espinosos, bajos y discontinuos, que dejan al descubierto suelos pobres. La estepa es propia de las áreas semiáridas del sureste peninsular y del valle del Ebro, donde la sequía impide el crecimiento de los árboles y de las zonas donde la garriga ha sido degradada por la acción humana.
El matorral mediterráneo tiene diversos usos: en perfumería (“Sensiet Fragances”); en la medicina natural o en la industria farmacéutica; así como, para la fabricación de escobas, esteras, cuerdas y cestos de esparto.


d.- El bosque de ribera o sotos.

Son bosques caducifolios que crecen a ambos lados de los cursos fluviales sobre suelos que, a partir de una cierta profundidad, suelen estar empapados de agua proveniente de un río o arroyo vecino. Su vegetacion suele presentar rasgos distintos a la de su entorno, especialmente en las zonas de clima seco. La presencia constante de agua hace que solo puedan vivir allí ciertas especies, que se disponen en franjas paralelas al río: aliso, sauce, álamo blanco (chopo), fresno y por último, el olmo o álamo negro, cuya necesidad de agua es menor.

Los bosques de ribera son los más productivos entre los bosques del área mediterránea porque raramente escasea en ellos el agua, principal factor limitante del crecimiento de la vegetación en estas áreas. Si a este hecho le añadimos la riqueza en nutrientes minerales que suele caracterizar los suelos formados a partir de sedimentos traídos por las aguas fluviales (aluviones), no es de extrañar que las alamedas, (Choperas en Granada, Villanueva del Mesías), puedan superar fácilmente los 20 metros de altura y aprovecharse económicamente.

La acción humana ha reducido la extensión de los bosques de ribera, al alterar los márgenes y los cauces fluviales para implantar cultivos, urbanizaciones o canalizaciones. Este hecho ha supuesto una grave pérdida, sobre todo en la España Seca, debido a su importancia paisajística, por el contraste entre su vegetación y la del entorno; y, sobre todo, por sus beneficios ecológicos: mitiga la erosión, el riesgo de inundación y de evaporación, y suaviza la temperatura.

e.- El paisaje vegetal canario.

Teniendo en cuenta la constitución volcánica de las islas y la presencia de la montaña, la vegetación tiene una clara tendencia a la estratificación por pisos altitudinales, que a continuación se exponen:

El piso basal (desde el nivel del mar hasta los 300 – 500 metros). Incluye plantas que soportan la sal, la arena y una elevada aridez, caso de los matorrales ralos como el cardón y la tabaiba.

El piso intermedio (entre 200 y 800 metros). Está condicionado por el aumento de la humedad y el descenso térmico, que permite el desarrollo de palmeras y dragos.

El piso termocanario (entre 800 y 1.200 mts). La vegetación se adapta al mar de nubes o niebla causado por el alisio que aporta gran humedad, mayor refrescamiento y menor insolación. Incluye este piso dos formaciones originales del bosque: la laurisilva, muy denso y con más de 20 especies y el fayal – brezal, resultante de la degradación del laurisilva por la acción humana.

El piso canario (entre 1.200 y 2.200 metros). Al quedar por encima del mar de nubes , la vegetación debe adaptarse a la aridez y al frío (pino canario y a mayor altitud el cedro canario).

El piso supracanario (por encima de los 2.200 metros). Solo está presente en Tenerife y La Palma. Está ocupado por matorrales y matillas de dispersas de gran riqueza florística. A partir de aquí, la degradación en altitud es muy rápida y surge un desierto rocoso.




4.- La intervención humana y sus consecuencias geográficas.

La acción humana sobre el medio natural tiene una doble dimensión: por una parte, ocasiona problemas ambientales; por otra, desarrolla políticas encaminadas a combatirlos y a proteger los espacios naturales.

En España, al igual que en el resto del mundo desarrollado, nunca como hasta ahora la actuación humana ha tenido tanta incidencia ambiental. Quizá, por ello, se está generalizando la preocupación por el deterioro ambiental. Se aspira a una relación más armónica entre la sociedad y el entorno.

Todo estp no es sino la expresión del final del mito de progreso indefinido, que se basó en el consumo indiscriminado de los recursos naturales, y su sustitución por la filosofía que aspira al uso de los bienes que la naturaleza nos ofrece, asegurando su renovabilidad en beneficio de las generaciones futuras: es lo que se conoce como desarrollo sostenible.

El objetivo de la política ambiental a diversas escalas (planetaria, europea, española,..., local) consiste en alcanzar un desarrollo sostenible, entendido como el uso racional de los recursos. De acuerdo con ello, la principales medidas de las políticas ambientales se consideran las siguientes.

a.- La prevención de la degradación mediante, por ejemplo, el estudio previo del impacto ambiental en todos los proyectos de actuación humana, la concienciación de la ciudadanía, a través de la educación y las campañas de sensibilización.

b.- La corrección de los problemas existentes a través de la promulgación de normas; las sanciones de quienes las infringen, de acuerdo con el principio “quien contamina paga”, la recuperación de las zonas degradadas; y el fomento de la investigación ambiental. Por ejemplo, desde que en Andalucía se prohibió no quemar rastrojos en la estación cálida, los incendios o los “conatos” de los mismos han disminuido considerablemente.

c.- La conservación de los espacios naturales mediante una red de espacios protegidos.


A continuación, y del modo más sintético que nos es posible, repasaremos algunos de los principales problemas ambientales existentes en nuestro país (siguiendo el orden del libro pg 118 y siguientes):

La alteración del relieve: el relieve resulta alterado por las actividades extractivas de minas, canteras e infraestructuras de transporte. A su vez el relieve costero sufre regresión y artificialización. La regresión se debe a la reducción de las playas, mientras que la artificialización de la costa es debido a la presión urbanística y a la construcción de infraestructuras. (pg 118 -119)

La alteración de la atmósfera: se manifiesta en la contaminación del aire, la reducción de la capa de ozono y el calentamiento climático.

La contaminación atmósférica se debe a la introducción en el aire de sustancias nocivas. Los tipos principales de contaminación son tres: la lluvia ácida, la campana de polvo y la niebla fotoquímica. (Pg 120 – 121).

La reducción del ozono estratosférico consiste en el adelgazamiento de la capa de ozono a causa del uso de los CFC (clorofluorocarbonos) (Pg 121)
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El cambio climático está consistiendo en un aumento global de la temperatura de la Tierra. La causa reside en un aumento del efecto invernadero producido por el vapor de agua y ciertos gases como el dióxido de carbono (CO2). El Protocolo de Kyoto marcó los objetivos de reducción de emisiones entre 2005 y 2020. La Cumbre del Clima de París de 2015 marca el objetivo entre 2020 y finales del siglo XXI.

La contaminación acústica es la emisión de ruido de forma molesta para las personas o para el medio. Sus causas principales: el tráfico, actividades industriales, obras, algunos establecimientos. Por su parte, la contaminación lumínica es la emisión de luz artificial durante la noche, con una intensidad superior a la normal. (Pg 124)

La alteración, la sobreexplotación y la contaminación de las aguas.
La alteración de la morfología consiste en la alteración del cauce de algunos tramos fluviales y en la alteración morfológica de algunos humedales. (Pg 125).

La sobreexplotación de las aguas superficiales y subterráneas se debe al aumento de su consumo para usos agrarios, urbanos e industriales. (Pg 125). En lo que se refiere a la contaminación de las aguas, la causa es el vertido de desechos a la misma. (pg 126).

Daños, alteración y destrucción de la vegetación.
Los daños en los bosques se deben a causas naturales, como altas temperaturas, déficits hídricos, o plagas de insectos (p.e procesionaria) y también a causas humanas, como la contaminación atmósférica. La alteración de los bosques está motivada por la sustitución de especies autóctonas por otras de elevado rendimiento económico (pinos, eucaliptos). Por último, la deforestación es la destrucción de la cubierta vegetal. (Pg 127).

La artificialización, la contaminación, la erosión y la desertificación del suelo.
La artificialización del suelo consiste en su desaparición bajo edificaciones, equipamientos e infraestructuras. La contaminación del suelo tiene como causas la extracción minera, los vertidos industriales y urbanos, etc. La erosión y la desertificación del suelo son dos problemas relacionados: la erosión es el desgaste del suelo y se debe a causas naturales y humanas. Por último, la desertificación es la degradación de las tierras de las zonas áridas, semiáridas y subhúmedas secas hasta adquirir rasgos propios de los desiertos. (Pg 128)

La producción de residuos. En España la producción de residuos ha crecido debido al aumento del consumo, sobre todo la de residuos sólidos urbanos (RSU) (1,3 kgs por hab/día en 2012). Su eliminación comporta consecuencias negativas. Los vertederos incontrolados originan problemas sanitarios y contaminan el suelo y el agua. Los vertederos controlados alteran el paisaje, producen malos olores y gases de efecto invernadero. Y las plantas incineradoras contaminan el aire y generan líquidos y cenizas contaminantes. (Pg 129).

Los procesos y los problemas anteriormente comentados repercuten de forma alarmante en la vida sobre la Tierra, a cuyo empobrecimiento asistimos a diario. Es absolutamente necesario conservar la biodiversidad, entendida como la preservación de la vida en todas sus formas. España, por su situación geográfica, dispone de una biodiversidad que se traduce en un patrimonio biológico de singular riqueza.

Por ello se hace necesario tomar medidas encaminadas a remediar la situación y mejorar nuestro medio ambiente. España participa de las grandes estrategias mundiales de conservación de la naturaleza, como en el Convenio de Ramsar (1971) para la preservación de las zonas húmedas. Más recientemente se ha adherido a la Cumbre de Río de Janeiro (1992) sobre biodiversidad. (Pg 130)
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En el año 2002 tuvo lugar en Johanesburgo la Cumbre de la ONU sobre el Desarrollo Sostenible. Se abordaron problemas clave del planeta: agua, energía, salud, agricultura y biodiversidad. Se asume la responsabilidad colectiva de promover y fortalecer el desarrollo económico, social y ambiental, pilares todos ellos del desarrollo sostenible.

A escala continental, las iniciativas y políticas ambientales dentro de la Unión Europea son relativamente recientes. En los textos fundacionales de la Comunidad Europea no existe referencia alguna al medio ambiente. Habría que esperar a la firma del Acta Única (1986) para que se recogiera el compromiso por conseguir un medio ambiente mejor.

Las medidas concretas frente a los problemas ambientales se completan con la creación de espacios naturales protegidos. La protección de la naturaleza en España tiene su primer antecedente principal en la Ley de Parques Nacionales de 1916, por la que se declararon los dos primeros parques nacionales de España: Covadonga y Ordesa. Más tarde se promulgó la Ley de Espacios Naturales Protegidos. No obstante, el mayor impulso a la declaración de espacios protegidos ha procedido de la Ley de Conservación de los Espacios Naturales y de la Flora y la Fauna Silvestre de 1989.

Las dos figuras de protección más importantes(lugares concretos del medio natural que, por sus valores estéticos y culturales, son merecedores de una protección especial), son los parques nacionales y los parques naturales. Un parque nacional es una categoria de área protegida, que tiene como objetivo prioritario conservar la riqueza de su flora y su fauna. En cambio, en las otras figuras el objetivo de conservación puede compatibilizarse con actividades económicas.

La ley establece cinco categorías de espacios protegidos, aunque permiten a las comunidades autónomas pueden crear otros categorías complemtarias:

a.- Parques Nacionales y Parques Naturales.
b.- Reservas Naturales.
c.- Áreas marinas protegidas.
d.- Monumentos naturales.
e.- Paisajes protegidos.

Frecuentemente presentan áreas con una riqueza excepcional en su flora y fauna, con un ecosistema que muchas veces es el último reducto de especies en vías de extinción: Picos de Europa (Cordillera Cantábrica), Ordesa y Monte Perdido (Pirineos), Cabañeros (Castilla la Mancha), Tablas de Daimiel (Castilla La Mancha), Doñana (Andalucía), Sierra Nevada (Cordilleras Béticas).

Por comunidades, Andalucía es la que concentra la mayor superficie protegida de España, debido a la variedad de ecosistemas, y al impulso dado a la conservación por el Gobierno autonómico. Entre otros espacios, Andalucía cuenta con dos Parques Nacionales ya referidos: Doñana y Sierra Nevada, (Parque Natural, entre los 1000  y 2.000 metros de altitud y Parquen Nacional, por encima de los 2000 metros). Andalucía cuenta con 24 Espacios protegidos; si quieres visitarlos, pincha en este enlace (Parques Naturales de Andalucía).

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