jueves, 9 de febrero de 2017

Morfología y Estructura de las ciudades españolas. Ud 8

Ud 8.- Morfología y estructura de las ciudades españolas.

Guión.

O.- Introducción.

I.- Principales rasgos morfológicos de la ciudad en España.

II.- El plano de la ciudad.

III.- La estructura urbana: los usos del espacio en el interior de la ciudad.

III.1.- El casco antiguo: la herencia de la época preindustrial; las transformaciones de la época industrial en el casco antiguo; los usos del suelo en la época posindustrial.

III.2.- La ciudad industrial: ensanches, barrios obreros y barrios jardín.

III.3.- La periferia urbana: el periodo 1955 – 1975 , el área suburbana compacta; el periodo desde 1975, el área periurbana difusa.

IV.- Las aglomeraciones urbanas.

IV I.- El área metropolitana: características.

IV 2.- Otros tipos de aglomeraciones urbanas.

Introducción.

Las ciudades españolas son el resultado de un largo proceso de urbanización que han concentrado en ellas a la población y a las actividades económicas más dinámicas. Las diferencias en este proceso confieren a los núcleos urbanos una gran diversidad en cuanto a morfología, estructura, funciones e influencia territorial, que a lo largo de este tema iremos analizando.


I.- Principales rasgos morfológicos de la ciudad en España.

La morfología es el aspecto externo que presenta la ciudad. Está influida por factores como el emplazamiento y la situación urbana, el plano, la construcción y los usos del suelo.

a.- El emplazamiento es el espacio físico o topográfico concreto en el que se asienta la ciudad. Su elección depende de las funciones originales de la ciudad. Los más habituales son junto a ríos (abastecimiento de agua potable, comercio); sobre colinas (defensa militar o frente a inundaciones); cerca de los recursos (agrarios, mineros); o favorables para el comercio (puertos).

b.- La situación es la posición relativa de la ciudad respecto a un entorno geográfico amplio. Está relacionada con la función de la ciudad respecto al entorno: dominio político, militar, o económico; control de una ruta comercial; mercado para áreas de economía distinta, etc. Las situaciones preferidas son a lo largo de las principales vías de comunicación; en encrucijadas de caminos terrestres o fluviales; y en zonas de contacto entre dos áreas de economía distinta.

c.- El plano es el conjunto formado por superficies construidas y libres de la ciudad: edificios, calles, plazas y parques, del cual hablaremos con más detalle en un apartado propio.
d.- La trama es la disposición de los edificios. Puede ser abierta si existen amplios espacios libres entre los edificios; o cerrada si los edificios se disponen unos junto a otros, de forma compacta, o formando manzanas en torno a un patio. Manzana: es un espacio urbano delimitado por calles por todos sus lados.

e.- La edificación urbana puede ser colectiva y en altura, bloques y torres; o individual, en viviendas exentas o adosadas.

f.- Los usos del suelo son las diferentes utilizaciones del espacio urbano: comercial y de negocios, residencial, industrial, de equipamiento, etc.

II.- El plano de la ciudad.

El plano es el conjunto formado por superficies construidas y libres de la ciudad: edificios, calles, plazas, etc Los planos sueles responder a tres tipologías:

El plano irregular presenta calles estrechas y tortuosas y plazas sin formas definidas.

El plano radiocéntrico tienen un centro del que parten calles radiales, cortadas por otras que forman anillos en torno al centro. Puede ser regular o irregular.

El plano ortogonal, en cuadrícula o damero, está formada por calles que se cortan en ángulo recto.

A continuación describiremos como ha ido cambiando el plano de la ciudad a lo largo de la historia:

En la ciudad preindustrial el plano solía ser irregular, con calles estrechas y tortuosas; típico de muchas ciudades antiguas y medievales. No obstante, existían también planos radiocéntricos en ciudades altomedievales (Vitoria); planos lineales en ciudades surgidas a lo largo de vías de comunicación, como el Camino de Santiago, y planos en cuadrícula, en ciudades de nueva planta romanas (Tarragona), medievales (Villarreal) o barrocas (La Carolina).

Los tipos de plano varían según las aportaciones realizadas por las diversas sociedades a lo largo de la evolución histórica.

Por ejemplo, la ciudad romana suele presentar plano regular, derivado del campamento militar: calles en damero, en cuyo cruce se encontraba el foro. Ejemplos de ciudades que conservan en el casco antiguo la impronta romana son Zaragoza, León, Mérida, Barcelona, Valencia y Tarragona.

En la Edad Media se configuraron la mayoría de las ciudades españolas. En esta etapa, en la ciudad musulmana el plano era muy irregular. Por su parte la ciudad cristiana medieval presentaba planos variados: irregulares, radiocéntricos, lineales o en damero. Entre las ciudades con casco antiguo medieval cristiana destaca Vitoria Gasteiz, mientras que en la musulmana lo hace Granada (Albaicín), y en la ciudad judía: Córdoba con su judería.

En la Edad Moderna se crearon algunas ciudades de plano regular, como Santa Fe de Granada, o las Nuevas Poblaciones de los siglos XVII – XVIII. Pero fue más frecuente la creación de nuevos barrios urbanos en cuadrícula, así como el diseño de las Plazas Mayores, desde donde se abrieron nuevas calles, o “calles Mayores”, de trazado rectilíneo.

En el siglo XIX, la ciudad preindustrial sufrió importantes transformaciones, que se aceleraron con el proceso de industrialización (1850 – 1975). Algunas de esas reformas se plasmaron en el plano, el cual experimentó reformas interiores y políticas de renovación.
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Esas reformas consistieron en la rectificación y el alineamiento de las calles, y en la apertura de las mismas y plazas. Durante el siglo XIX, se vieron favorecidas las reformas urbanísticas por las desamortizaciones, que pusieron en circulación numerosos inmuebles eclesiásticos, que ocupaban mucho espacio en el centro de la ciudad.

A fines del XIX y durante el siglo XX, se construyeron grandes avenidas, inspiradas en los bulevares de París. En unos casos se trazaron dentro del casco antiguo (Gran Vía de Granada o de Madrid), y en otros uniendo la ciudad histórica con el ensanche burgués o con la estación ferroviaria. En el momento de creación de los ensanches (Plan Cerdá o Plan Castro, como pioneros), estos adoptaron plano regular en su cuadrícula, con calles rectilíneas y más anchas que las del casco antiguo.

Por su parte los barrios obreros adoptaron un plano desorganizado, debido a que surgieron de parcelaciones privadas e incontroladas de suelo rústico de la periferia realizadas por sus propietarios.Mientras que las denominadas “ciudades jardín” o “barrios jardín” adoptaron un plano regular y como rasgo peculiar, los pequeños jardines en sus viviendas unifamiliares monótonas.

La política de renovación de la década de 1960 se propuso sacar la mayor rentabilidad del suelo urbano, y para ello destruyó buena parte del casco antiguo con la apertura de nuevas calles o con la modificación de su trazado. Desde enotonces el tipo de plano que ha predominado en las ciudades ha sido el plano regular, previamente fijado en el PGOU (Plan General de Ordenación Urbana) de cada ciudad, como instrumento básico de planificación.


III.- La estructura urbana: los usos del espacio en el interior de la ciudad.

La estructura urbana es la organización de la ciudad en diferentes áreas caracterizadas por su morfología y funciones. Como resultado del largo proceso de urbanización, la ciudad española actual tiene una estructura compleja.

En las ciudades convencionales bien individualizadas respecto al campo circundante, estas zonas son el casco antiguo, correspondiente a la urbanización preindustrial; el ensanche de la época industrial; y la periferia actual. Sin embargo, la intensidad de la urbanización ha llevado a otras ciudades a conectar con núcleos de población próximos, dando lugar a la formación de aglomeraciones urbanas.

III.- 1.- El casco antiguo o ciudad preindustrial.-

El casco antiguo comprende la parte urbanizada desde el origen de la ciudad hasta el inicio de la industrialización a mediados del siglo XIX. Ocupa una pequeña superficie de la ciudad actual, pero tiene un importante valor por su legado cultural. Por ello, muchos han sido declarados conjunto histórico-artístico y otros patrimonio de la humanidad* por la UNESCO: Toledo, Mérida, Santiago de Compostela, Albaicín y Alhambra de Granada. Por su larga historia, el casco antiguo acumula elementos muy dispares desde el nacimiento de la ciudad hasta la actualidad.

III. 1.1.- La herencia de la época industrial.

1.1.1.- Los rasgos comunes de la herencia preindustrial.

Los cascos antiguos de las ciudades conservan en parte la herencia preindustrial. Se pueden expresar las siguientes características comunes a la mayoría de las ciudades preindustriales:
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El plano solía ser irregular, la trama urbana era cerrada, pues durante siglos las ciudades crecieron dentro de las murallas; la edificación predominante eran casas unifamiliares de baja altura, y por último, incidimos con más detalle en los usos del suelo, los cuales eran diversos (multifuncionalidad). Coexistían diversas actividades (talleres, comercios, almacenes y edificios públicos) y diferentes grupos sociales. Este hecho no impedía una cierta especialización en barrios para los distintos gremios de artesanos y comerciantes: el centro era el lugar más destacado, donde se localizaban los principales edificios públicos.

Estas características comunes varían según las aportaciones realizadas por las diferentes sociedades a lo largo de la historia. Así se explica la gran diversidad de los cascos antiguos de las ciudades españolas (podemos encontrar restos de la ciudad romana, musulmana y cristiana medieval, renacentista y barroca).

III. 1.2.- Las transformaciones de la época industrial y posindustrial en el casco antiguo.

En el siglo XIX, la ciudad preindustrial sufrió importantes transformaciones, que se aceleraron con el proceso de la industrialización (1850 – 1975): reformas del plano; densificación de la trama; renovación y verticalización de la edificación; cambios en los usos del suelo; y creciente segregación social.

a.- La trama del casco antiguo se densificó en la época industrial para aprovechar más el espacio.

b.- La edificación sufrió cambios. Algunos inmuebles eclesiásticos, tras las Desamortizaciones, se reutilizaron para otras funciones que exigían ubicarse en el centro urbano. Más tarde, en la década de 1960, los edificios se verticalizaron más y adoptaron el estilo moderno de formas geométricas, que desentonaban manifiestamente con los edificios del entorno.

Las únicas excepciones fueron los cascos antiguos de ciertas ciudades, donde se impuso una política conservacionista, siendo hoy en día, las que conservan un casco histórico más homogéneo y conservado (Toledo, Salamanca, Segovia, Cáceres).

c.- Los usos del suelo del casco antiguo experimentaron una progresiva terciarización y segregación.

La terciarización se inició en el primer tercio del siglo XX, cuando los edificios renovados, sobre todo los de las grandes vías, instalaron actividades terciarias, que necesitaban accesibilidad y prestigio arquitectónico y en su localización, y podían rentabilizar el alto precio del suelo (bancos, sedes empresariales de grandes empresas, instituciones públicas, ….)


La segregación residencial se manifestó en la separación entre los grupos adinerados, que se instalaron en los barrios renovados; y los grupos populares, que permanecieron en los barrios degradados.

Mientras que en la etapa posindustrial (1975 – actualidad), los sectores renovados mantienen la especialización terciaria. Y los barrios degradados pierden sus usos tradicionales, como el comercio de productos de uso cotidiano y los pequeños talleres, e instalan otros relacionados con el ocio. Desde las políticas de rehabilitación se ha intentado promover la recuperación del comercio tradicional y la implantación de nuevos usos como el turístico cultural. La mezcla social propia de los cascos antiguos se sustiuye por una progresiva polarización social, que trata de paliarse fomentando la instalación de clases medias (gentrificación).
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III. 2.- La ciudad industrial: ensanches, barrios obreros y barrios jardín.

Entre mediados del XIX y primer tercio del siglo XX, las ciudades tradicionales medias y pequeñas crecieron poco y se mantuvieron dentro de sus límites anteriores. En cambio, las ciudades que implantaron industrias modernas, atrajeron a una numerosa población campesina y extendieron su superficie, tras derribar sus murallas. En esa nueva ciudad, extramuros, se crearon ensanches para los burgueses; barrios industriales y obreros; y barrios ajardinados.

III2.1.- El ensanche burgués.

Es un espacio nuevo que responde a los deseos de crecimiento urbano de la burguesía. Los primeros se hicieron en las ciudades más dinámicas (Plan Cerdá de Barcolna en 1859 y el Plan Castro de Madrid en 1860), y, luego, se fue difundiendo al resto de las ciudades (Granada – Gran Vía 1912 hecha). En el momento de su creación, el uso predominante del suelo fue residencial burgués debido a los altos precios de los solares y de los inmuebles.

Con el paso del tiempo, el ensanche experimentó modificaciones derivadas de su consideración como espacio central, al mejorar su accesibilidad gracias a la introducción del transporte urbano (tranvía eléctrico y automóvil). En los usos del suelo, el ensanche empezó a recibir funciones terciarias, que se extendieron desde el centro histórico hasta sus calles principales. Así, acabó produciéndose una división entre un área residencial y cara para la burguesía y un sector terciarizado dominado por comercios y oficinas.

III: 2.2.- Los barrios obreros e industriales del extrarradio.

En el momento de su creación en el siglo XIX, las zonas industriales y los barrios obreros urbanos ofrecían un claro contraste con el ensanche burgués. Los usos del suelo entremezclaron residencias obreras, industrias, talleres y almacenes. Las infraestructuras de transporte, los servicios y los equipamientos fueron escasos, por lo que estos barrios se convirtieron en focos de enfermedades infecciosas y de descontento social.

Con el paso del tiempo, las antiguas zonas industriales y barrios obreros han quedado en una posición más céntrica en el espacio urbano, lo que ha revalorizado el suelo que ocupan. En la actualidad, los sectores más valorados se han remodelado. En las antiguas zonas industriales, ahora obsoletas o en crisis, se ha producido un vaciado industrial al cerrarse las fábricas o trasladarse a otros emplazamientos; y los barrios obreros se han renovado.

III. 2.3.- Los barrios – jardín.

Los barrios – jardín se crearon a finales del siglo XIX y en el primer tercio del siglo XX. Son el resultado de la difusión en España de las ideas naturalistas, que propugnaban el acercamiento a la naturaleza; y de las ideas higienistas. Como resultado surgieron propuestas de acercar el campo a la ciudad, que se concretaron en los barrios jardín y en ciertos proyectos, como la Ciudad – Lineal e Arturo Soria, en Madrid.

III.- 3.- La periferia urbana.

La periferia es la franja externa de la ciudad correspondiente a la expansión urbana entre el primer tercio del siglo XX y la actualidad. Desde mediados de la década de 1950, las principales ciudades españolas iniciaron un importante crecimiento del área edificada, creando extensas periferias. En su constitución se diferencias dos etapas, caracterizadas por sus distintos modelos de crecimiento y problemas.

3.1.- El periodo 1955 – 1975: el área suburbana compacta.

Desde mediados de la década de 1950 y sobre todo durante los años del desarrollismo (1960 – 1975), las ciudades experimentaron un alto crecimiento debido al aumento del crecimiento natural y a la inmigración campesina, atraída por el auge industrial y el progresivo desarrollo de los servicios.

En esta etapa, la periferia se extendió de forma contigua a la ciudad existente a lo largo de las vías de transporte, formando un área suburbana. Adoptó en general un modelo compacto, caracterizado por la alta densidad de urbanización; y la zonificación, o constitución de áreas con diferentes usos del suelo (residencial, industrial, de equipamiento,...).

a.- Las áreas residenciales, ante la urgencia de crear viviendas para acoger a la creciente población, se hicieron a menudo sin planificar.

b.- Las áreas industriales y de equipamiento se instalaron junto a las principales vías de transporte.

3.2.- El periodo desde 1975: el área periurbana difusa.

Desde 1975, las ciudades centrales reducen su ritmo de crecimiento, debido a la disminución del crecimiento natural y a la paralización del éxodo rural causados por la crisis. No obstante, la expansión de la periferia urbana continúa por la difusión desde el centro urbano de población y actividades económicas.

En esta etapa, la periferia se extiende más allá del continuo edificado, por áreas periurbanas o rururbanas, de límites imprecisos entre el campo y la ciudad. Adopta un modelo disperso, conocido como “ciudad difusa” o “ciudad dispersa”, caracterizada por la baja densidad de la urbanización y la zonificación con diferentes usos del suelo (residencial, industrial, equipamientos y servicios), separados a veces por vacíos urbanos, bien conectados entre sí por una red viaria densa, orientada sobre todo al transporte en automóvil privada.

a.- Las áreas residenciales son de baja densidad, respondiendo al deseo de las clases medias de disfrutar de viviendas más amplias y baratas, además de con mayor privacidad; lo cual se ha visto facilitado por el uso del automóvil privado.

El uso del suelo es, obviamente, residencial, auque cerca existen servicios de consumo y de ocio, como superficies comerciales, parques recreativos, etc.

b.- Las áreas industriales y de equipamiento de la periferia urbana son el resultado de las transformaciones económicas ocurridas a partir de la crisis de 1975: crisis industria y reindustrialización y creciente proceso de terciarización. El uso del suelo de las áreas industriales es evidentemente, industrial; mientras que el de las áreas de equipamiento incluye servicios que requieren suelo abundante y barato, como parques de oficinas, grandes superficies comerciales, universidades, hospitales, aeropuertos, etc.







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IV.- Las aglomeraciones urbanas.

Algunas ciudades han crecido hasta conectar con otros núcleos de población. Se crean así aglomeraciones urbanas de diferentes tipos: áreas metropolitanas, conurbaciones, regiones urbanas y megalópolis. De ellas, las áreas metropolitanas son las que han tenido un mayor desarrollo en España.

IV 1.- El área metropolitana.

El área metropolitana es una aglomeración urbana formada por una ciudad principal y por varios municipios de su entorno, que mantienen importantes relaciones socioeconómicas. En España no existe un criterio establecido para determinarlas; aunque suele considerarse que la ciudad central tenga al menos 50.000 habitantes y los municipios que forman sus coronas metropolitanas dirijan hacia ella al menos el 15% de sus flujos socioeconómicos.

IV.1.1.- Características del área metropolitana.

Está presidida por una ciudad principal (ciudad central) cuyo crecimiento económico se se proyecta al exterior y crea el área.

Existen intensas relaciones económicas y sociales entre la ciudad central y los núcleos del área (ciudades satélites). La ciudad central concentra las actividades y los empleos más especializados. Los núcleos del área albergan a trabjadores que se desplazan a diario a la ciudad central; e instalan actividades económicas procedentes de esta, al disponer de suelo más abundante y barato.

Las relaciones se manifiestan en la existencia de intensos movimientos pendulares diarios, que hacen de la red de transportes y comunicaciones un elemento especial del área metropolitana.

La estructura espacial de las áreas metropolitanas responde a dos modelos: el de las coronas concéntricas en torno al núcleo central; y el radial, formado por sectores especializados en ciertos usos del suelo, que parten desde el centro hacia la periferia a lo largo de las principales vías de comunicación.

IV.2.- Otros tipos de aglomeración urbana.

a.- La conurbación es una aglomeración urbana continua formada por el crecimiento paralelo de dos o más ciudades hasta unirse. En España, la mayoría se deben al turismo (Málaga – Estepona); a la fusión de ciudades especializadas (Alicante – Elche – Santa Pola), o la conexión ciudad – puerto (Pontevedra – Marín).

b.- La región urbana es una aglomeración urbana discontinua, integrada por ciudades dispersas (nebulosa urbana), pero lo suficientemente densa como para dar características urbanas a todo el territorio. Suele crearse por el crecimiento paralelo de varias ciudades con tamaño y funciones distintas (por ejemplo, el centro de Asturias).

c.- La megalópolis es una aglomeración urbana suprarregional discontinua, pero sin fracturas importantes, formada por la sucesión de diversos núcleos urbanos. Suele deberse al crecimiento de ciudades con tamaño y funciones distintas (áreas metropolitanas, conurbaciones, regiones urbanas, pequeñas ciudades...). En España podría considerarse como tal el eje mediterráneo, desde la frontera francesa a Cartagena. Está formado por las áreas metropolitanas de Barcelona, Valencia y Alicante, conurbaciones turísticas o industriales, ciudades medias, y pequeñas ciudades industriales.

7 08/02/17

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